sábado, 16 de enero de 2010
Prefiero la piel
Mis silencios inquebrantables...
A los silencios no hace falta entenderlos,
porque uno puede sentirlos...
Mis ojos nerviosos, inseguros,
huyen de los tuyos por temor a que descubras mis flaquezas.
Mis manos desorientadas
que no saben si buscarte o ignorarte.
Y mi pecho que te llama...
No me gusta la ropa,
prefiero la piel.
lunes, 11 de enero de 2010
Cántame
Cántame. Cántame y que tu voz me lleve a tus brazos.
A tus brazos donde me siento segura.
Cántame. Cántame y que tus palabras me den paz.
Tus palabras consoladoras.
Cántame. Cántame y que tu música llene mis vacíos.
Tu música... maravillosa música.
Que me abriga, y me acompaña. Cántame.
Cántame para que no me pesen más los abandonos.
Cántame y haz desaparecer toda esta colección de príncipes azules desteñidos.
Que se desvanezcan mis soldaditos de plomo mutilados.
(Me aterra volver a ponerme el tutú.)
Cántame, y que tu voz ahuyente a mis fantasmas.
Al menos solo un ratito, que las voces en mi mente se callen un momento.
Cántame. Por favor.
domingo, 3 de enero de 2010
música para sOñar
Música para soñar, para sentir mi piel distinta,
quizás escamosa cuando soy sirena,
o de seda cuando soy princesa.
Para sentir mis pasos ligeros cuando estoy en la luna,
o mi pelo agitarse cuando el viento es púrpura.
Música para volar...
para sentirme flotar,
suspendida en una nota, o en un silencio...
en tu silencio... y hacerlo mio.
Música para enamorarme,
para sentirme crecer, expandirme,
para amarte sin límites, trascender.
Perforarte el corazón,
quizás con una mirada,
quizás con un beso.
Música.
Música para cerrar los ojos
cuando soy tuya,
para no despertar,
porque no quiero ser de nadie más.
viernes, 1 de enero de 2010
Nicanor Gutiérrez ha llegado al límite
Después de varios meses de esperar el regreso de Belinda Sánchez,
por fin hoy Nicanor Gutiérrez se dijo: "Basta Nicanor Gutiérrez, ya fue suficiente, has llegado al límite". Tomó su pequeña maleta a cuadros y empacó lo mínimo indispensable. Se puso su boina y agarró una mandarina de la endeble mesita roja. Al salir, le explicó al señor Belisario Pérez -el frutero de la esquina que le vende las mandarinas- que él no tiene la culpa de los ataques de pánico de Belinda Sánchez.
Nicanor Gutiérrez espera sentado en una banca de la estación del tren, que llegue el tren de las 6pm.
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