sábado, 21 de abril de 2012

Sobre la integridad

Las lágrimas han trascendido mis cachetes, 
Ahora se deslizan entre las venas de mi cuello, 
Y golpean mi pecho con violencia.

Todo lo que queda de mí es una máscara.
Una horrible máscara.

Me mata.
Sentirme vencida por todo eso que siempre rechacé
Apasionadamente.
Sentirme aplastada por el sistema y su inmundicie.
Me mata.
No reconocer a la mujer que fui,
valiente, apasionada, llena de fe, fuerza, ilusiones, determinación...
Ahora me siento profundamente avergonzada. 
Tener trabajo no es una tragedia. 
Pero no puedo evitar sufrir...
Por el tiempo.
Y lo que me ha hecho.
Y la incertidumbre, y el terror...
El enorme terror, 
De que esto me pueda atrapar...
Y de que luego no pueda encontrar la manera 
DE SALIR DE AQUÍ.
Sufro por el abandono, la traición, la culpa...
La nostalgia de haber tenido algo que amé tanto
Y haber tenido que dejarlo luego. 
La desesperanza de que ya no sea mío.
La soledad detrás de mi máscara.
La resignación.
Saber que fui capaz de ir en contra de mis principios, 
de mis convicciones, y no saber qué otra cosa podría destruir después.
No saber de qué más podría ser capaz.
Haberme traicionado a mí misma.
Me mata.

La cruda verdad

Te sientes invencible ahora,
Pero un día conocerás la soledad, 
Conocerás el dolor de un corazón roto. 
No te has dado cuenta de que no-sentir 
Es una incapacidad, no una proeza.
Algún día entenderás que eres humano,
Y que los sentimientos no son algo de lo que puedes huir.
No puedo resentirme porque no me quieres como te quiero yo.
Tienes derecho a sentirte como realmente te sientes. 
Tienes derecho a querer las cosas que quieres. 
Y eso no es algo por lo que yo pueda resentirme o molestarme.

Pero, del mismo modo, yo no tengo la culpa de que tus decisiones me causen repulsión;
no es algo que yo haya elegido racionalmente. 
O de que me aburra la no-posibilidad, tu inacción, o tu egoismo. 
No puedes resentirte si ahora no me basta con tu flaco cariño a medias.
No puedes resentirte si decido abandonarte.
No me has dado ninguna razón para quedarme.
No hay nada aquí por lo que valga la pena hacerlo.

Desde Júpiter, Maruja.

Ud. ha excedido el límite de lágrimas llorables.

No quería terminar de llorarte una lágrima completa
Porque me parece que ya alcanzaste el límite de lágrimas llorables. 
No quería terminar de llorarte una lágrima más, 
Porque habiéndose llenado ya la cubeta, 
No tendría cómo justificar tanta condescendencia. 
Ya no me quedarían recursos para defenderte.

Hoy aprendimos una lección:
Que eventualmente tanto egoismo termina por lastimar.

No sé

No sé.
Me llenas de esperanza, 
Eso es todo.
Me da paz cuando estás cerca. 
Quizás en algún nivel, estaré siempre enamorada de ti.
No lo sé, me puedo estar equivocando.

Sacarse la mierda por ser una mejor persona

No se trata de ser amable con el taxista que no para de hablar,
O de saludar al vigilante que todos ignoran.
No se trata de darle propina a los niños de la calle,
O de cederle el paso a los peatones cuando vas manejando.
Sí, eso también. Pero no solo eso.
Se trata de exigirte cada día de tu vida.
Se trata de encerrarte en tu cuarto, aunque la soledad te resulte insoportable;
y narrarte tu vida, verla desde afuera, volver a vivirla, una y otra vez.
Tomar en cuenta cada pequeño detalle que no quieres ver, porque te hace daño.
Enfrentarte a tus demonios. Tomar decisiones difíciles.
Perderte, y encontrarte...
Escuchar eso que tanto duele. Repetirlo en voz alta.
Aprender a abrir el corazón. Aprender.
Perdonarte.
Reconocer los errores, asumirlos.
Reconocer los defectos, cambiar.
Decidir qué, por qué, para qué, cómo, con quién...
Y no desviarse de ese camino.



No es fácil.

martes, 17 de abril de 2012