Qué difícil acostumbrarse a ser uno solo,
A no tener inquilino.
Qué difícil.
Qué difícil acostumbrarse al peso de las horas,
Sin nadie que las aligere
E ir arrastrando los días,
Cual si fueran lastres y no simples amaneceres.
Qué difícil,
Qué difícil extrañarte.
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