jueves, 6 de agosto de 2009

Nicanor Gutiérrez



Nicanor Gutiérrez sueña con vivir en una casa en forma de champiñón, come mandarinas todos los días a las 6 de la tarde, escucha boleros mientras se lava los dientes y prepara dos tazas de té los domingos, esperando que un domingo venga Belinda Sánchez a tomar el té en su endeble mesita roja. Nicanor Gutiérrez reza todas las noches, pidiéndole a Papalindo que por favor, a Belinda Sánchez le gusten las casas en forma de champiñón. Nicanor Gutiérrez sueña. Nicanor Gutiérrez. Hombre de pocas palabras. Se enamoró un noviembre nublado de una tal Belinda Sánchez. Mujer de piernas largas. Se enamoró de su pelo atolondrado, de la curva de su espalda, de sus ojos risueños. Se enamoró de su voz y sus pausas, de su delicadeza al tocar, de su forma de apoyar el pie izquierdo con inseguridad. Se enamoró de su inocencia, de su humildad. De esa sensualidad desbordante que ella no sabe que tiene, pero que a él lo mata. No podrá olvidarla.

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