Se ha llevado con él, mis palabras.
Ya no sé dónde buscarlas.
Se las ha llevado todas.
¿Qué le diré si decide regresar?
¿Me devolverá mis palabras para gritárselas todas a la cara?
Hay un nido de arañas en su boca.
Arañas comiéndose las palabras que alguna vez le dije,
y él no puede dejar de repetir.
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