Esta noche, Belinda Sánchez no pudo más.
Algo explotó en el medio de su pecho, y sin razón aparente,
una lágrima escapó de la comisura de su ojo derecho.
Salió de la cama de un salto, corrió hacia la calle con su camisón de dormir,
sus pelos siempre alborotados.
Se paró frente a la ventana de Nicanor Gutiérrez,
y desde el fondo de su abdomen, con todas sus fuerzas, gritó:
NICANOR ABELARDO GUTIÉRREZ DÍAZ: QUIERO PONER MI TAZA ROSADA EN TU ESTANTE.
Nicanor Gutiérrez está en la clínica. Ha sufrido un ataque severo de felicidad.
ay me encantan
ResponderEliminarEstas con la chispa! - fabs
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