sábado, 21 de abril de 2012

Sobre la integridad

Las lágrimas han trascendido mis cachetes, 
Ahora se deslizan entre las venas de mi cuello, 
Y golpean mi pecho con violencia.

Todo lo que queda de mí es una máscara.
Una horrible máscara.

Me mata.
Sentirme vencida por todo eso que siempre rechacé
Apasionadamente.
Sentirme aplastada por el sistema y su inmundicie.
Me mata.
No reconocer a la mujer que fui,
valiente, apasionada, llena de fe, fuerza, ilusiones, determinación...
Ahora me siento profundamente avergonzada. 
Tener trabajo no es una tragedia. 
Pero no puedo evitar sufrir...
Por el tiempo.
Y lo que me ha hecho.
Y la incertidumbre, y el terror...
El enorme terror, 
De que esto me pueda atrapar...
Y de que luego no pueda encontrar la manera 
DE SALIR DE AQUÍ.
Sufro por el abandono, la traición, la culpa...
La nostalgia de haber tenido algo que amé tanto
Y haber tenido que dejarlo luego. 
La desesperanza de que ya no sea mío.
La soledad detrás de mi máscara.
La resignación.
Saber que fui capaz de ir en contra de mis principios, 
de mis convicciones, y no saber qué otra cosa podría destruir después.
No saber de qué más podría ser capaz.
Haberme traicionado a mí misma.
Me mata.

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